LO QUE SE OYE POR AHÍ
Nada tiene de especial que el hablante imprima a su dicción una modulación propia, lo que llamamos vulgarmente su acento, y que más propiamente es el timbre que individualiza la voz de cada uno, y lo hace diferente a todos los demás..Pero no sólo el timbre nos distingue, sino también la elección sintáctica que hacemos en la elaboración de las frases; sin embargo, la libertad de construcción tiene unos límites, que la normativa gramatical y de uso nos marcan, estos son : la aceptabilidad y la gramaticalidad. En castellano por ej. el orden es pertinente en algunos casos: no podemos decir “libro el” ni “¡bueno qué!”, sino que es preceptivo decir “el libro” y “¡qué bueno!” (es verdad que existe “bueno...¿qué?”, pero ya vemos que significa otra cosa, porque es otra expresión).
El término “disconfort” no es correcto, en su lugar diremos “falta de confort”, “incómodo”... o algo similar, porque como se trata de una palabra francesa de origen inglés, no se le puede agregar el prefijo (a lo mejor con el tiempo llega a aceptarse, pero hoy es un solecismo). Esta tendencia a poner derivativos la vemos en “apropósitamente”, un falso compuesto que algún redicho ha fundido, sin darse cuenta que ya la locución adverbial “a propósito” significa “expresamente” “intencionadamente”...
Los parecidos fonéticos producen impropiedad léxica, y juegan a veces malas pasadas, como aquel, al que se le escapó “impregnan carácter” la expresión correcta es , ya sabemos, “imprimen carácter”, que significa que algo deja una huella indeleble, imperecedera; como por ej. la educación familiar, o algunos sacramentos; “impregnar” es mancharse al tocar algo deleznable, que se deshace. Otro error , no de fonética sino de proximidad es “pasar el hilo dental por las “comisuras” de los dientes”.Las comisuras son los extremos de los labios y entre los dientes lo que hay son “juntas” “intersticios”, “espacio interdental”....Las redundancias, a veces son inadmisibles como decir que “iba encorvado pa’alante”, huelga la aclaración porque eso es precisamente lo que significa la palabra encorvado. Es igual que la doble utilización del superlativo, que hacen algunos andaluces de la zona oriental en casos como “es muy listísimo”; basta con decir “muy listo” o “listísimo”, pero no los dos procedimientos morfológicos a la vez.
Más grave es la confusión de “donde” por “que” es el caso de un hablante catalán, al que le oí decir: “es un señor, “donde” está perfectamente ubicado”¿quizás tradujo impropiamente la conjunción catalana “doncs”, que se usa exageradamente como muletilla?.
La concordancia obliga a poner el adjetivo con el mismo género y nº que el sustantivo: “son dos políticos con “mucho hambre” de poder”.; hambre, es femenino (hambre canina, hambre pasada), el error se produce en la mente del hablante, porque como en algunos fem se usa el artículo “el” (el aula, el hacha), los cree masculinos; pero no, compruébese que son femeninos, por eso decimos “aula iluminada”, hacha afilada..”.Nuevos usos se extienden a veces: la palabra “tope” significa “choque”, “límite” (“cochecitos de tope” , “llevaba el coche a tope de velocidad”)Con este sentido de “extremo”, se ha puesto de moda como muletilla, y no ya sólo entre los chelis madrileños, sino entre los jóvenes más o menos horteras, influidos por algún graciosillo humorista de TV, ¿recuerdan la expresión “tope guay”?. Así se explica que hoy se haga equivalente al adverbio “muy” en expresiones como “es tope interesante”, “es tope inteligente”, “tope gracioso”...Perogrulladas falaces y demagógicas llenan el lenguaje publicitario institucional, ¿recuerdan lo de la Expo de Zaragoza: “El agua será lo que tú quieras que sea?”¿Sí? Pues yo quiero que hagan pantanos.
Terrassa 24/02/09 Fdo.EUSEBIO MURILLO.
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