miércoles, 16 de julio de 2014

LO QUE SE OYE POR AHÍ, ESCRITO EL 1 DE MAYO DE 2014

                                 LO QUE SE OYE POR AHÍ
Las posibilidades combinatorias que ofrecen los  veintitantos fonemas de una lengua son innumerables, y sólo una pequeña parte de éstas son aprovechadas para formar palabras: por ejemplo, existe “silla”, pero no “sille, sillo, silli, sillu”. Pues si nos referimos al conjunto de al menos cien mil palabras, que tiene cualquier lengua,, las combinaciones entre ellas son prácticamente infinitas (así, es muy diferente “volver” de “devolver”, con la simple agregación del prefijo “de”. Pero es que además “devolver” puede adquirir un significado diferente al habitual  al referirse a sí mismo, como en este caso: “Yo me devuelvo y tú sigue solo” en un uso donde “devolver” ha adoptado el sentido de “volver”.
En la selección de la forma adecuada, surgen muchas veces las dudas: ¿”reserva” o “reservación”?. Nosotros optamos  por el nombre concreto “reserva”, pero los hispanoamericanos recurren al nombre abstracto “reservación”. Idem ocurre con “permiso” y “permisividad” (o incluso “permisibilidad”).
Otras veces las dudas surgen en el hablante, que en su escala cultural, echa mano a veces de la palabra inadecuada, por su parecido fonético, o porque no la conoce suficientemente. Recuerdo el ridículo que hizo el presidente del tribunal de oposiciones ante 200 profesores de Instituto, Agregados de Lengua y Literatura, a las que yo asistí como aspirante. Pues en el discurso inicial, dándonos instrucciones sobre la situación  trascendente de ese acto, y queriendo hacer alarde de erudición, en vez de decir “Señores, ésta es la verdad palmaria” (que quiere decir, clara, patente, evidente, manifiesta, incuestionable…) se equivocó y dijo “palmatoria” por “palmaria”. Yo me sonrojé en mi asiento viendo la metedura de pata. Pues “palmatoria” es una especie de candelero bajo, como un platillo con mango, para sostener la vela.
A veces las salidas de tono son un alarde creativo, que el hablante, creyéndose audaz, inventa. Pérez Rubalcaba, en el último debate sobre el estado de la Nación, calificó el discurso de Rajoy  de “autobombástico” (queriendo decir “autocomplaciente”; pero como sabemos, “autobombo” es un derivado poco elegante de “bombo”, que originariamente es el tamborazo más gordo,  el más humilde, grave y vulgar de los instrumentos de percusión, que metafóricamente se refiere a la autoadulación, al pavoneo excesivo, sobre los propios méritos. ¡Pero formar un adjetivo sobre este término, más bien ordinariote, en vez de una audacia expresiva se convierte en el “quiero y no puedo”!. Vean el contraste porque Rubalcaba, con su ¿Dónde vive Vd? insistía en colocar a Rajoy en el mundo irreal de Alicia en el País de las Maravillas, a lo que éste le repuso. “Sr. Rubalcaba, yo vivo en el país que usted me ha dejado”. Y así terminó el rifi-rafe dialéctico. Con su sencilla respuesta, Rajoy propinó a Rubalcaba una buena ración de su propia medicina.
Las variaciones producidas por los americanismos están cada día más presentes en el habla; recientemente un atleta paralímpico sudamericano expresaba su  deseo de ir a los juegos olímpicos de invierno, así: “Yo lucharé por lograr los “puntajes” (por “las puntuaciones”) para clasificarme en “Sochi”.
Con frecuencia el hablante desconoce el alcance significativo de las palabras; este excede el concepto, al decir “multitud de destrozos”, sin entender que “multitud” se aplica preferentemente a personas. Otros usos que no se atienen a la norma son motivados expresamente, como un juego, por el lenguaje publicitario; así, una marca de seguros “Vertis”, que usa la consigna “Vertis, seguros para gente despierta”, hizo recientemente una campaña, en la que usa la expresión “ahora o nunca”, que empleamos para indicar que no se debe perder la “ocasión de oro”. Pues este dicho lo transforma en “Ahorra o nunca”, que invita  a no perder la ocasión, eso sí, si lo hace por Internet.

Hinojosa 1/05/14. Fdo. EUSEBIO MURILLO, DNI: 30184618, Tl 649859929.

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