LO QUE SE OYE POR AHÍ
Acababa el
último artículo de esta serie comentando casos incorrectos en el habla, debidos
a las frecuentes confusiones del vocabulario y de la sintaxis de una y otra
lengua en las zonas bilingües (“recullir” por “recoger”; o al revés, “cubitus”
por “glaçons”). Otra cosa es que alguna de estas palabras acaben por
incorporarse a la otra lengua. Por ejemplo, son catalanismos “trajín y
trajinar”, que se usan en español como sinónimos de “trabajar”, como también
son sinónimos, “bregar”, o “ajetrear” (que en principio se refiere al duro
trabajo que supone sopesar intelectualmente la mejor jugada para ganar la
partida de ajedrez).
En catalán los
“traginers” eran los carreteros, que iban y venían con sus chirriantes
vehículos por los caminos; incluso “Traginer” se usa como apellido. Otros
catalanismos incorporados al español son “retal”, trozo de ropa que queda como
resto, al final de una pieza, “atorar” es atascar, atragantar, procede de
“aturar” (parar), “subasta”, “forastero”, “escurcar”(de escurcollar),
“esplayarse” ( de “esplay” divertirse,
expansionarse), etc. Muchas palabras del mundo del trabajo y del comercio
proceden del catalán, como “aparador”, “grúa”, “salario” y hasta la misma
“peseta”.
Veamos ahora
una serie de gazapos de distinto origen: Hace bastante tiempo, el 23-2-2013, oí
en la radio “el Barça tratará de “remendar” su derrota ante el Milán”, la
confusión en este caso procede del parecido fonético con la correcta
“remediar”. Otro disparate, “el gobierno concede 19 “insultos”, como cada año por Semana Santa”. También es muy fuerte
confundir esta palabra con “indultos”. Estas pifias rara vez son debidas al
descuido, y sí a un deficiente conocimiento del vocabulario culto.
El abuso del
latiguillo “lo que es”, también es criticable: “Ayer llegamos a “lo que es” la
playa”; lo mismo que estos otros: “bueno…”, “esto…”, al intentar recordar con
esas pausa lo que vamos a decir.
Lo mismo de
criticable por vulgarismo es rechazar lo
que nos han dicho remachando: “qué va a ser así, hombre, qué luz y sombra, ni
que ocho cuartos” ( o “qué niño muerto”).
Los
americanismos representan en muchísimos casos, una alternativa diferente a los
modos de decir en español: “Teníamos el tiempo “medido” y no pudimos esperarte”,
en lugar de “justo” o “tasado”; o este otro caso, “Ella va a vivir aquí por
“pedido” mío”, cuando nosotros decimos
“porque se lo he pedido yo”. Y otro más, “sala de culeros” es allí, lo que aquí “sala de bebés recién
nacidos”. Sí que nosotros, antes, usábamos la expresión “sacar de culero” para
indicar, criar a un niño desde el tiempo en que era bebé. Y también existía “culerón” que era un ropón que se
ponía encima del colchón para que éste no se manchara con la orina de los niños
que solía traspasar el pañal.
La colocación
delante o detrás indica el origen no
español, sino catalán o hispanoamericano, como en estos otros ejemplos: “es mi
culpa”, en vez de “es culpa mía”; “dame un beso de despedida, mi hijo”, en vez
de “hijo mío”.
Incluso ofrecen las hablas hispanoamericanas
abundante léxico propio: “carro”
(coche), “niña caprichuda y berrinchuda” (derivados propios de capricho y
berrinche, que nosotros expresamos como “caprichosa y emberrenchinada”), “mujeres
convenencieras”; en tanto que nosotros decimos “convenenciosas”. “Chumbear” es
allí, trabajar; “sonso” es tonto; “ahora quisiera “tomar” una siesta, en vez de
“dormir una siesta”. Y hasta expresiones no usadas aquí: “Perro no come perro,
pero pelea hasta la muerte”, o “perro
que mucho ladra, me lo como a tacos”.
Vean por último este ej. “El empresario de
Reus, dueño de la fábrica que se derrumbó en China, con cientos de muertos,
vende varios millones de “ropas” cada año. El uso genérico convierte la palabra en invariable
en cuanto al nº (“en ropa” y no ropas)
Hinojosa 17-4-14. Fdo. EUSEBIO
MURILLO Tl 649 85 99 29; DNI. 30184618Q
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