miércoles, 16 de julio de 2014

LO QUE SE OYE POR AHÍ, ESCRITO EL 17 DE ABRIL DE 2014

                                                LO QUE SE OYE POR AHÍ
Acababa el último artículo de esta serie comentando casos incorrectos en el habla, debidos a las frecuentes confusiones del vocabulario y de la sintaxis de una y otra lengua en las zonas bilingües (“recullir” por “recoger”; o al revés, “cubitus” por “glaçons”). Otra cosa es que alguna de estas palabras acaben por incorporarse a la otra lengua. Por ejemplo, son catalanismos “trajín y trajinar”, que se usan en español como sinónimos de “trabajar”, como también son sinónimos, “bregar”, o “ajetrear” (que en principio se refiere al duro trabajo que supone sopesar intelectualmente la mejor jugada para ganar la partida de ajedrez).
En catalán los “traginers” eran los carreteros, que iban y venían con sus chirriantes vehículos por los caminos; incluso “Traginer” se usa como apellido. Otros catalanismos incorporados al español son “retal”, trozo de ropa que queda como resto, al final de una pieza, “atorar” es atascar, atragantar, procede de “aturar” (parar), “subasta”, “forastero”, “escurcar”(de escurcollar), “esplayarse”  ( de “esplay” divertirse, expansionarse), etc. Muchas palabras del mundo del trabajo y del comercio proceden del catalán, como “aparador”, “grúa”, “salario” y hasta la misma “peseta”.
Veamos ahora una serie de gazapos de distinto origen: Hace bastante tiempo, el 23-2-2013, oí en la radio “el Barça tratará de “remendar” su derrota ante el Milán”, la confusión en este caso procede del parecido fonético con la correcta “remediar”. Otro disparate, “el gobierno concede 19  “insultos”, como cada año por  Semana Santa”. También es muy fuerte confundir esta palabra con “indultos”. Estas pifias rara vez son debidas al descuido, y sí a un deficiente conocimiento del vocabulario culto.
El abuso del latiguillo “lo que es”, también es criticable: “Ayer llegamos a “lo que es” la playa”; lo mismo que estos otros: “bueno…”, “esto…”, al intentar recordar con esas pausa lo que vamos a decir.
Lo mismo de criticable por vulgarismo es  rechazar lo que nos han dicho remachando: “qué va a ser así, hombre, qué luz y sombra, ni que ocho cuartos” ( o “qué niño muerto”).
Los americanismos representan en muchísimos casos, una alternativa diferente a los modos de decir en español: “Teníamos el tiempo “medido” y no pudimos esperarte”, en lugar de “justo” o “tasado”; o este otro caso, “Ella va a vivir aquí por “pedido” mío”, cuando nosotros decimos  “porque se lo he pedido yo”. Y otro más, “sala de culeros”  es allí, lo que aquí “sala de bebés recién nacidos”. Sí que nosotros, antes, usábamos la expresión “sacar de culero” para indicar, criar a un niño desde el tiempo en que era bebé. Y también  existía “culerón” que era un ropón que se ponía encima del colchón para que éste no se manchara con la orina de los niños que solía traspasar el pañal.
La colocación delante o detrás  indica el origen no español, sino catalán o hispanoamericano, como en estos otros ejemplos: “es mi culpa”, en vez de “es culpa mía”; “dame un beso de despedida, mi hijo”, en vez de “hijo mío”.
 Incluso ofrecen las hablas hispanoamericanas abundante léxico propio:  “carro” (coche), “niña caprichuda y berrinchuda” (derivados propios de capricho y berrinche, que nosotros expresamos como “caprichosa y emberrenchinada”), “mujeres convenencieras”; en tanto que nosotros decimos “convenenciosas”. “Chumbear” es allí, trabajar; “sonso” es tonto; “ahora quisiera “tomar” una siesta, en vez de “dormir una siesta”. Y hasta expresiones no usadas aquí: “Perro no come perro, pero  pelea hasta la muerte”, o “perro que mucho ladra, me lo como a tacos”.
 Vean por último este ej. “El empresario de Reus, dueño de la fábrica que se derrumbó en China, con cientos de muertos, vende varios millones de “ropas” cada año. El uso  genérico convierte la palabra en invariable en cuanto al nº (“en ropa” y no ropas)

Hinojosa 17-4-14. Fdo. EUSEBIO MURILLO Tl 649 85 99 29; DNI. 30184618Q

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