LO QUE SE OYE POR AHÍ
La
informalidad es el signo de nuestros tiempos, acostumbrados a los cambios
continuos, a la aceleración, a las abreviaturas
en los mensajes de teléfono, a las faltas de ortografía y así, todas
estas transgresiones de la norma, producen una impresión de anarquía e
inseguridad. La lengua es un sistema formal, uno de los más fijos e inmutables
de nuestra sociedad; especialmente las reglas de la Gramática , que marcan el
orden y la configuración de cómo se
articulan unas unidades con otras (letras, palabras etc.). De hecho las normas
actuales llevan vigentes siglos, muchas nos vienen del latín.
Sin embargo,
las unidades de composición, especialmente las palabras y expresiones, sí están
afectadas de cambios más frecuentes, y hay términos usados durante algunas
décadas que pueden quedar en desuso. Otras veces la palabra permanece aunque
haya cambiado el objeto: la pluma con la que escribimos no es ya la de ave, ni
la metálica que mojábamos en el tintero, todavía en los años cincuenta del
siglo pasado; ahora es la estilográfica con su carga de tinta… que ciertamente
pronto dejará de usarse, quizá definitivamente, sustituida por el bolígrafo.
El vehículo
denominado por su inventor, nuestro paisano
Juan de la Cierva ,
como “autogiro”, hoy ha cambiado su nombre por “helicóptero”.
Otros cambios
más sutiles son los sintácticos: veamos un ejemplo del lenguaje
hispanoamericano, es de Pablo Escobar, el famoso traficante de drogas
colombiano, al que en la serie televisiva le oí decir “A ver si usted nos
colabora”; es un uso reflexivo del pronombre “nos” como en “nos lavamos las
manos”, “nos lo dijo”, “nos comimos tres
platos de jamón”; pero en este caso del ejemplo, el pronombre no hace la
función de complemento directo, ni
indirecto, ni es marca de pasiva refleja, sino que funciona como complemento circunstancial y
esa función en castellano la marca la preposición “con” : “a ver si usted
colabora “con” nosotros”, decimos aquí.
Menos grave
porque no afecta tanto a la Sintaxis
como a la Morfología ,
es también el frecuente fallo gramatical de usar un sustantivo abstracto fuera
de lugar, en vez de sus sinónimo; es la pifia que le descubrí al político
manchego José Bono, que dijo a un parlamentario: Le pido un poco de urbanismo”,
cuando procede emplear en este caso el otro sustantivo abstracto “urbanidad”, porque “urbanismo” se
usa y se refiere a la construcción, y formación de la “urbe” o ciudad. Y
“urbanidad” es la conducta más social que usan las personas de ciudad frente,
frente a la mayor incultura de las gentes del pueblo y de zonas rurales.
A pesar de
tantos años de escolaridad, los
hablantes de hoy, en general, son más incultos porque no leen, ni escriben de forma manuscrita. Sabemos que
el dominio de expresiones extranjeras o latinas, que escribimos entre comillas,
es un índice que refleja la cultura del hablante. Hace tiempo, un parlamentario
dirigiéndose a la entonces ministra de cultura con Zapatero, Carmen Calvo, usó
esta expresión para darle mayor énfasis: “Carmen Calvo “dixit” que significa
literalmente “Usted lo dijo”. La ministra visiblemente molesta, por la
recriminación que se le hacía contestó: “Ni Pixie, ni Dixie”, poniendo de
manifiesto que el latinajo (dixit), sólo le recordaba a los dos ratoncitos traviesos
de los dibujos animados, que siempre eran perseguidos por el gato Sr. Jinks.
Tal gazapo puso en evidencia la
incultura de la Ministra
de Cultura.
A veces son
confusiones entre palabras poco usadas, que se parecen fonéticamente y que
pueden deslizársele, incluso a las personas cultas como le pasó a la periodista
Pilar de la Granja
en TV, hablando del accidente de Santiago de Compostela el 9/08/2013, dijo
“valijas” en vez de “balizas”. “Valija” es todo tipo de equipaje, maleta, bolsa
etc., en tanto que “balizas” son señales de tráfico aéreo, por mar o terrestre
Terrassa a 24/01/14. Fdo. EUSEBIO
MURILLO Tl.649859929; DNI 30184618-Q.
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